Según las revistas de Portugal, en todas las portadas es lo que se rumorea.
Los primeros días de vacaciones en Mallorca no parece que va a ser característica de la Princesa de Asturias. Sin la compañía de su esposo, Prince Philip, quien compite en la carrera del Rey y la Reina Sofía, que después de asistir a la botadura del hermano menor de su nieto, el rey Constantino, ha extendido su estancia en Grecia, Leticia sentarse solo en la isla. Algunos de los frecuentadores habituales del Real Club Náutico de Palma siquiera garantiza que la tensión entre la pareja es tan grande que Felipe y Leticia ya no se evitan discutir en público. Uno de estos debates, tenso de palabras susurradas entre el príncipe y la princesa, se han producido en el pasado lunes, poco después de haber trabajado juntos en silencio de un minuto por delante del Real Club Náutico de Palma, en homenaje a dos guardias civiles muertos en ataque reivindicados por ETA. Según fuentes cercanas a la familia real, la tensión se ha agravado desde que el príncipe se ha dado cuenta de que sus hermanas, infantas Elena y Cristina, no deseaba compartir con él y sus hijas, la Infanta Leonor y Sofía, no de sus días de vacaciones. Una difícil relación con la princesa Leticia es la razón de la brecha entre hermanos, algo que comienza a usar Felipe y afectar a su relación con la mujer. La esperanza de que vuelva la paz a la familia real está ahora en manos de la reina Sofía, de los que esperan que Felipe le ayuda a convencer a las hermanas a regresar a Mallorca para pasar allí, todos juntos, unos días de vacaciones.
Disculpen, la traducción no es muy buena.
Bueno os voy a poner algo más de LETICIA que es muy polémica
Allí, todo comienza y termina con Letizia. Y como la ex periodista que ahora es princesa de Asturias, no se da mucho a querer, es la que más críticas provoca. Su actitud, al parecer, es un poco altanera, pues ‘se ha creído que es una Borbón de verdad y actúa muy rígida y muy en su papel’ (como me comentaron varias personas). En las últimas semanas, la futura reina consorte de España —que según mis informadores, ‘ni la infanta Elena, ni el rey Juan Carlos la toleran, y basta ver el lenguaje corporal de Su Majestad cuando está junto a su nuera’— ha dado de qué hablar, porque se hizo la cirugía plástica de la nariz (y al parecer también de la barbilla, además de su ‘toquecito’ de Botox), y se ha querido decir absurdamente (porque hasta el cirujano plástico más famoso de España lo ha comentado) que era debido a una desviación del tabique nasal, una excusa de la que toda España se ha reído.
‘¿Por qué no decir que se arregló la nariz porque la tenía fea?’, me comentó un amigo periodista que los conoce a todos muy bien. ‘Creo que vivimos en un siglo en que eso no hubiera tenido importancia. Pero mentir sobre ello sí la tiene’.
Lo de la nariz puede pasar y se olvida, pero es que ocurrió apenas días después que la consorte hubiera escandalizado a todos cuando durante las Olimpiadas de Pekín un periodista latinoamericano experto en deportes, que conversaba en un grupo donde estaban el príncipe Felipe y su mujer, aparentemente no la reconoció y la confundió con una compañera periodista, preguntándole muy casualmente en qué periódico trabajaba, a lo que Letizia, muy indignada, respondió la ridiculez de ‘¡Yo soy una princesa!’. España entera se ha encargado de hablar mal de ella y de recordarle que debía aprender de la sencillez de la reina Sofía, quien en una ocasión una señora mayor en un pueblo le dijo: ‘¡Ay, su cara me parece familiar!’, a lo que la Reina respondió con una sonrisa muy amable y absoluta modestia: ‘Mire usted, qué casualidad’, y jamás dijo: ‘Soy la Reina’.
Al parecer, la familia de Letizia también ha enfadado muchísimo al Rey y a toda la Familia Real, con el rollo de su hermana Telma, poniendo una demanda a un sinfín de medios de comunicación por acosarla y retratarla dondequiera que va, lo que no era cierto, pero ahora con su denuncia sí lo ha logrado, con las consiguientes vistas en los juzgados y una publicidad enorme e innecesaria, como si fuera una celebridad. En palacio se dice que si Telma hizo esto es porque se lo consultó a su hermana y esta no la hizo cambiar de idea, y de ahí el enfado de los royals. ¿Y qué hace el Príncipe en todo esto, aparte de caérsele la baba por su esposa, que también parece estar loca por él? Mi amigo me dijo: ‘Todo el mundo sabe que el Príncipe se deja manejar por su mujer... Ella hasta le escribe los discursos’. Esto confirma lo que otro amigo que fue al colegio con el Príncipe siempre me ha dicho: Que Felipe detesta las apariciones en público y que carece de la soltura de su padre. Por otra parte, dicen que el Rey es un encanto, y recuerdo una ocasión en que éramos solo siete periodistas acompañándolo en un recorrido por el Museo Metropolitano de New York, a los que nos habían colocado detrás de una cuerda de terciopelo. Cuando el Rey nos vio apartados, se acercó a nosotros, retiró la cuerda y nos invitó a participar con él en el pequeño cortejo.
Mi impresión es que más allá de conjeturas o rumores (aunque mis fuentes son muy serias), en lo que se dice de Felipe y Letizia debe haber su toque de envidia, pues se quieren y se llevan muy bien, además de que están felices con sus dos hijas, la lindísima y muy graciosa Leonor, y la pequeña Sofía, quien es idéntica a Jesús Ortiz, su abuelo materno.
La infanta Elena es otra de la Familia Real de quien se habla, aunque es una chica tan querida por todos, que hasta los chismosos la protegen. Todos dicen que lo mejor que le ha sucedido a la Infanta es su separación de Jaime de Marichalar. ¡No tienen idea de todo lo que me han contado de él, empezando por su supuesto delirio de lujo y de grandeza, y el que durante años actuara como si el Infante de España fuera él. ‘En un viaje al extranjero, la Infanta y su séquito se iban a hospedar en un hotel muy bueno, pero no necesariamente trendy, por lo que Marichalar trató de cambiarlo sin que Elena lo supiera, para quedarse, separados de su séquito, en uno mucho más elegante’, me contó un amigo de la Infanta. ‘Y cuando ella se enteró se indignó, diciendo que ella se quedaba en el mismo hotel que todos los demás, y que si él quería otro hotel que se fuera solo y lo pagara de su bolsillo’.
Los cuentos que se hacen de Marichalar pueden llenar libros, y siempre se ha rumorado que ‘al Rey le molestaba verlo llevar tantas pulseras, bufandas y una ropa un poco llamativa’. Sea lo que sea, la pareja ha terminado, el ex duque de Lugo ha sido dado de lado en palacio (de una forma muy radical, que todos piensan que Jaime no se merece), y que contrario a los rumores, Elena no está enamorada de nadie y se ríe de que le adjudiquen novios ‘a los que ni siquiera conozco’.
¿Más cuentos sin base alguna? La Infanta ha pasado parte de este verano en los balnearios de los Hamptons y en New York, y me cuentan que ‘le encanta ir de compras a los outlets con grandes rebajas de los diseñadores’. La Infanta ya no tiene la imagen tan elegante que adoptó cuando su marido le aconsejaba de moda, pero dicen que está feliz y encantada de su libertad.
Por su parte, todos me contaron que la infanta Cristina, ‘hace lo que le viene bien, sin hacerle mucho caso a nadie. No es ni amable ni desagradable. Sencillamente es bastante royal y va a la suyo. Y vivir en Barcelona la aleja de los cotilleos diarios de palacio. Ella nunca ha intentado tener una relación cercana con Leticia, aunque quiere mucho a su hermano y lo ve feliz’. Aparentemente, su marido, Iñaki Urdangarín, es mucho más amable con la gente y ‘mucho más sencillo que su mujer, quien es bastante indiferente, aunque siempre sonríe ante las cámaras’.
En cuanto a la Reina, dicen que ‘ha cambiado mucho porque se ha dulcificado y sus nietos la hacen muy feliz’. Según las especulaciones, el Rey ha sido muy mujeriego (tal como lo deja entrever el periodista Jaime Peñafiel en su libro Retrato de un matrimonio) y sus supuestos affaires con Bárbara Rey
0 comentarios:
Publicar un comentario