El día antes del cumpleaños, doña Leticia se fue a comprar el regalito para su marido en la tienda que Adolfo Domínguez tiene en el barrio de Salamanca. Según me cuenta el eficaz periodista Antonio Rossi, antes pasó por el taller de Felipe Varela para probarse los nuevos diseños que le ha preparado su modisto de Corte. Me pregunto por qué la Princesa no se decide al fin por un uniforme de trabajo utilizable en sus apariciones públicas. De esta forma no chocaría su aparente desdén hacía lo que supone su imagen pública. Tanto la Reina como las Infantas cuidan esos detalles y no por eso se las considera una fashion-victim.
Tras las pruebas se marchó acompañada de sus escoltas a la tienda de Adolfo Domínguez. Lo sorprendente fue que, a la salida, la Princesa pidió salir por otra puerta. En la principal se encontraban los reporteros y la ciudadanía que seguramente sólo pretendía aclamarla y preguntarle por la infantita Leonor. Una situación inédita la que se dio ese día en un miembro de la familia real. Ni las infantas, ni la Reina y mucho menos el Rey han intentado nunca dar esquinazo al pueblo soberano. De hecho, don Juan Carlos cuando visitaba Barcelona se escapaba con el armador Cusí de tiendas. Era fácil verles por el paseo de Gracia comprando corbatas en Furest. El rey salía tranquilamente y saludaba a la concurrencia.
Como de la aclamación al mosqueo hay solo un paso (véase la Revolución Francesa) el pueblo soberano que esperaba la salida de doña Leticia se fue calentando y hasta una señora de estas de toda la vida del barrio de Salamanca, monárquica por supuesto, exclamaba en plan revolucionaria “¿y doña Leticia quiere ser la princesa del pueblo?”. Como me lo contó Antonio Rossi, testigo de cargo, lo cuento
Ésas y otras lindezas, sucede por juntarse la realeza con una plebeya.
Igualmente ocurrió cuando fueron a los juegos olímpicos de Japón la metedura de pata fue vergonzosa, tanto que a los pocos minutos Felipe se marchó con ella. Que bochorno, si queréis ver el articulo entero buscar la etiqueta Leticia Ortiz con el título“ Yo soy un princesa caramba”
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